La consecuencia mas directa y económica para la sociedad, corresponde a la actividad comercial, en la que también regía y rige la prohibición de despidos, pero ante el cierre de comercios la prohibición queda en intenciones…..
El último reporte del Ministerio de Trabajo de la Nación terminó por confirmar la crítica situación en la que quedó Salta en materia de empleo privado en 2020. Se perdieron durante el año pasado 7.162 puestos de trabajo formales privados.
La caída interanual de diciembre fue del 6,1%, lo que deja a la provincia como la tercera peor ubicada en el país en ese indicador por detrás de Jujuy (-6,6%) y Neuquén (-9,6%).
Quedaron 110.800 salteños con empleo registrado durante el año en el que las restricciones impuestas por la COVID-19 hicieron estragos en el universo local de los asalariados privados, que ya venía deprimido. A pesar de que gran parte del trabajo perdido tiene que ver con la pandemia, no fue la única causa de la recesión laboral.
Desde 2018 Salta viene cerrando cada año con variaciones interanuales negativas en los indicadores del Ministerio de Trabajo. Es una situación que comparte con casi todos los distritos nacionales, pero hubo excepciones: en 2018 Neuquén y Jujuy terminaron el período con índices positivos; en 2019, Chubut y Santa Cruz fueron las excepciones y el año pasado solo se salvó Tierra del Fuego de la debacle del empleo.
Está claro que las precarias condiciones macroeconómicas de la Argentina arrastran a todas las provincias cuesta abajo, pero en jurisdicciones donde la actividad industrial es casi inexistente y la mayor parte del empleo privado depende del comercio, como en Salta, los golpes de las crisis son aún más fuertes y es más lenta la recuperación.