Ya llegó diciembre y con él la Navidad que en esencia es una festividad religiosa y un momento de unidad familiar, al menos lo era en origen porque no sabemos en qué momento las fiestas decembrinas se convirtieron en sinónimo de ir de compras, por eso: comencemos a que diciembre deje de ser el mes del consumismo.
Tal vez la causa se encuentre en el excedente de dinero que llega con prestaciones económicas como el aguinaldo, o la idea que nos han vendido de que comprar da felicidad, o quizá es que no tememos conciencia de que comprar no es necesario y mucho menos benéfico.
En fin, el resultado es que diciembre es un mes en el que el consumismo alcanza su máxima expresión. No solo por los regalos navideños de Santa, sino también por los importantes gastos que implican las cenas festivas, las decoraciones y los eventos.
Este desenfrenado consumismo, por un lado trae altos costos para las economías familiares y por eso tratemos de que diciembre deje de ser el mes del consumismo.
Opciones económicas
Así que ahora que lo sabes, ya sea por cuidar la economía o el medio ambiente este puede ser momento de darle un giro a estas ideas de bienestar ligadas a lo que tienes y literalmente “hacer algo”, manos a la obra y sigamos la buena práctica del “make something” o Hazlo, no lo compres y en lugar de adquirir.
De verdad, no necesitamos comprar, ¿qué tal regalarle a tu hermana esa blusa que le gusta tanto y que está en perfecto estado, o regalar galletas o un pastel hecho con tus propias manos?
Para lograr que diciembre deje de ser el mes del consumismo
Aquí te dejamos algunas ideas para que esta navidad puedas hacer un regalo más amigable con tu economía y con el medio ambiente:
- Reparar en lugar de reemplazar.
- Trueque en lugar de comprar.
- Enseñar a tejer en lugar de comprar un suéter.
- Compartir una receta y cocinar juntos en lugar de ir a un restaurante.
- Plantar un árbol en lugar de comprar un ramo de flores.
Como ves, existen muchas ideas para que podamos regalar, regalos con sentido y propósito, y con un significado mucho más profundo para quien lo reciba.
Comprar un presente costoso no es sinónimo de adquirir un buen regalo, ya que muchas veces los mejores regalos no tienen precio.
Volvamos a compartir ese momento de creatividad y dediquemos nuestro tiempo para hacer único cada presente de estas fiestas a nuestras familias. Dejemos que este diciembre deje de ser el mes del consumismo.