Su proyecto La Kermesse redonda, junto a Semilla Bucciarelli, recrea el espíritu del primer Patricio Rey. Las posibilidades de juntar al Indio con Skay.
¿De qué trata este proyecto, La Kermesse Redonda?
La Kermesse es una fiesta con mucha emotividad; un encuen-tro deseado. Casi una familia. Por eso es un lugar necesario. Y no solamente por las can-ciones. Las canciones son la excusa. En esta época de tanta oscuridad necesitamos tener momentos emotivos, de fra-ternidad, de alegría, de fiesta. Es cargarte de un buen estado de ánimo. Cuando terminamos cada show -en ese sentido- lo sentimos como una misiòn cumplida.
¿Cómo se les ocurrió empe-zar con esta fiesta?
Fue todo un proceso. Cuando terminamos el último show con Los Redondos, cada uno se fue adaptando a su futuro. Semilla siempre tuvo lo de la pintura, la plástica y el desarrollo de su imaginación. Yo tenía mi cuota experimental con Dos Saxos Dos y comen-zamos a grabar con Dawi y los Estrellados una serie de tres discos, que me permitieron cantar y componer para la banda ,por otro lado armé un espectáculo performático que se llamó Video Sax Machine en donde la música y el saxo dialogaban con una selección de cortometrajes. Todo esto tenía que ver con mi mirada del mundo.Ahí te fusionaste con Semilla.Semilla siempre participó en Dos Saxos como invitado. Yo también iba a las inaugura-ciones de sus exposiciones. Una vez me invitó a La Plata. Hicimos una función en la que él empezó a dibujar con un lápiz óptico en su notebook y esas imágenes se proyectaban hacia el escenario en donde yo era parte de la pantalla y tocaba. En esa intervención encontramos un diàlogo, un lenguaje que tomó cuerpo y forma. A partir de ahì consti-tuimos el duo Semi-Dawi.YO NO ME INVOLUCRO EN TODO ESE MUNDO [DE LA PELEA ENTRE EL INDIO Y SKAY]. NO ME PARECE. NO ME GUSTÓ [LO QUE PASÓ] Y YA ESTÁ; YA PASÓ.”
¿Cómo viviste ese encuentro?
Fue una experiencia muy feliz y nutritiva. Recorrimos casi todo el país. Quedamos sorprendidos por la respues-ta de la gente frente a esta propuesta tan experimental, tan de improvisación, rozando la frontera de los géneros, las locuras de Semilla pintando y el diálogo que teníamos. Esto nos tuvo muchos años entretenidos.Y empezó a tomar forma otro proyecto…En un momento un amigo se nos acercó y nos plan-teó sumarle a ese presente algo de lo que había sido Los Redondos. Nosotros habíamos dejado esa etapa bastante encapsulada.Ya no era un año sabático, sino que había pasa-do una década. Lo pensamos y dijimos: bueno, ¿Por qué no? Entonces lo invitamos a Walter (Sidotti) que estaba con Comando Pickles.¿Cómo fueron esas prime-ras funciones?Al principio tocaba SemiDawi, después Comando Pickles y en el cierre hacíamos todos juntos unos temas de Los Redondos. Eso fue tomando forma. Hicimos varios shows.Pero el primer show que tuvo una formación cercana a la actual, fue uno que hicimos en El Emergente, donde nos con-vocaron para juntar un dinero para pagar una operación para Enrique Symmns. Tocamos y de alguna manera fue revalo-rar todo lo vivido.Reconocer en las canciones la voracidad que tenían y a su vez la actualidad, pertenecían a nuestro pasado pero hablaban de nuestro pre-sente. Eso nos permitía tener un diálogo y una devolución con toda la gente que estaba entrañablemente ligada a Los Redonditos. Ese fue el comien-zo y después nos fuimos dando cuenta de que eso estaba cada vez más vivo y que habiamos encontrado la manera de po-der seguir disfrutándolo.
¿Cómo lo aggiornaron?
Invitamos a distintos cantantes que se sentían ligados a las canciones . Así la propuesta empezó a tomar cuerpo y armamos este show que es como los que hacíamos en la primera época de Los Redon-dos, con la escala de público como si fuese de un teatro. También nos convocaba la cercanía con el publico. Em-pezamos a ver que se habían invertido los papeles: que lo que hacíamos nosotros era un homenaje a ellos y que noso-tros éramos el pogo. Un tributo a los verdaderos redondos ,la gente que nos seguía.El teatro les está quedando cada vez más chico…Las funciones en capital las hacemos en Groove. No es teatro porque no hay butacas pero tiene una medida similar. No hay necesidad de mirar por la pantalla lo que pasa en el escenario. También propusi-mos que se sumen artesanos y otros artistas ligados al imagi-nario redondo para que puedan mostrar y vender sus cosas. También con la posibilidad de invitar a otros Redondos. Es-tamos impactados por lo que nos pasa. Cuando recorremos el interior; Córdoba, Rosario, y ahora en Uruguay, ligamos con músicos de cada lugar y los invitamos a tocar.¿Cómo llega toda esta gente a tocar con ustedes?Es algo que se va dando . Algunos son de toda la vida y a otros los vamos conociendo y los invitamos. En el último show estuvieron Lula Bertoldi (Eruca Sativa), Juli Laso (La Orquesta Fernández Fierro), Ale Kurz (El Bordo), Manu de La Mancha de Rolando… En otros shows vino El Piojo Ábalos en batería, Willy Crook, Gorosito -que fue uno de los primeros guitarristas de Los Redondos-, El Conejo Jolivet…el soldado ,el Chino Labor-de ,Cardenal Dominguez, la verdad es que estamos muy contentos. Todavía los temas nos siguen significando. Con Los Redondos tuvimos una producción muy grande; son como ocho, nueve, discos. Eso nos permite ir cambiando el show. En un momento fuimos a grabarlo a Enrique Symmns y lo pusimos en la pantalla recitando poesía mientras no-sotros tocábamos. La Kermes-se es eso: un disfrute.Es un buen presente…Si, porque tenemos este espacio que estamos alimen-tando. También sucede que en el último show, apenas terminamos los tres primeros temas, la gente empezó a gritar el Hit del Verano . Es un lugar de reivindicación y de libertad: donde hay pañuelos verdes y gente con banderas que se manifiesta. Es una una fiesta pagana. Ese espíritu de fraternidad y de compartir, son valores que me parece que tie-nen que ver con cierta nobleza en los vínculos .
¿Es muy diferente tocar en estadios que para un público de teatro?
La escala de estadio te exige una puesta en foco en donde es muy importante estar me-tido en la canción; ser la can-ción. Es un proceso que fuiste viviendo y te fue entrenando para llegar a esa cantidad de gente. Hay mucha emotividad en esos momentos pero tam-bién tu trabajo es no quebrarte por la emoción y hacer lo tuyo. Son momentos tan intensos que ahí la banda y la complici-dad entre todos te refuerza y te permite estar enfocado.
¿Es importante esa complicidad que genera el grupo?
Con la banda estás amparado, pero también por las can-ciones y lo que generan. En general cuando uno habla de estas experiencias, es como hablar del amor; no son para nada fáciles de explicar con palabras.
¿Sos como una especie de nexo entre todos los Re-dondos? ¿Como el famoso “no tengo problemas con nadie”?
Sería ingenuo de mi parte decir que no tengo problemas con nadie. Cuando los vínculos son de muchos años tenés cosas hermosas y otras que no tanto. A mí en la suma y resta siem-pre me han dado positivo.Cuando Los Redondos se separan vos sos uno de los primeros en volver a tocar con El Indio de invitado en un show.En el caso de La Plata fue un acto de cariño, de reencuentro. Hacía varios años que no veía al Indio. Eduardo, el sonidista de aquellos shows, me insistió para que lo fuese a visitar al camarín y cuando nos vimos el Indio me invitó a tocar al día siguiente. Hacía muchísimo que no tocaba los temas. Me acuerdo que llegué a casa y me puse a practicarlos (risas).
¿Cómo fue ese encuentro?
Muy lindo y disfrutable. Des-pués tuvimos otro encuentro que también incluyó a Walter y Semilla con el plus de que par-ticipamos en la composición de un tema. El Indio nos propu-so componerlo. Le mandamos la música y él le puso la letra. Después fuimos a la presenta-ción en Gualeguaychú. Aquel fue un acercamiento con más compromiso; participar en uno de sus discos, con una canción, nunca había pasado. Fue un gesto de él que nos hizo muy felices. Estar juntos en un escenario los cuatro, después de tantos años, estuvo muy bueno. Como el final de Los Redondos fue medio trunco ese reencuentro con el público era algo que nos debíamos.
¿Te preguntan mucho de la famosa pelea? Debés estar un poco cansado de contestar sobre eso…
Si, un poco. Ahora El Indio escribió algunas cosas en su libro. Yo no me involucro en todo ese mundo. No me parece. No me gustó y ya está; ya pasó.
¿Pero fue una pelea de bar tan cómo se dice?
No sé…¿Estaban sentados en una mesa, se pelearon, se fueron y chau? Digo, porque suena hasta ridículo que una de las bandas más grandes se haya peleado así….Hay una parte de verdad y también una de mito. Y lo que pasa con el mito es que tiene mucho de distorsión . Hay que alejarse de esa idea de que esos muchachos que tocaban eran infalibles en su accionar. Lo que pasó demostró que son humanos y que también hacen cagadas. Cuando digo esto no quiero decir que uno sólo se equivocó o uno sólo tuvo razón; me refiero a la situación en general.
¿Es imposible que llames a Skay y al Indio y charlen entre los tres?
Mirá… es un deseo que hemos tenido todos; pero bueno, hay cosas que se dan y otras cosas que no.A mí se me ocurrió que vos lo invites al Indio a un bar y que caigan Semilla y Wálter con Skay, sin que ninguno sepa que el otro estaba invitado…Ni lo fantaseo. No somos más niños. Ya somos grandes y por ahí los acercamientos que se dieron, como esto que te comenté de Gualeguaychú, tienen que ser espontáneos. Si no, las cosas no salen bien. Si se da naturalmente, sí. No es algo que nos propongamos es-pecíficamente. Ojalá en algún momento se de.La Kermesse también es un buen lugar para armar reencuentro…En La Kermesse no hay ningún objetivo más que estar una noche disfrutando de las canciones y que todo sea una fiesta. Yo creo más en los encuentros donde lo orgánico y lo que se tiene que dar se de. Son cosas que no pueden forzarse.
FUENTE: REVISTA DALE