Cansados de no ser escuchados, y con la convicción de que deben trabajar en pandemia, los docentes no agremiados dieron un paso al costado.
Se veía venir, la situación no es sencilla y la estrategia no funcionó. El departamento capital fue mezquino y no apoyó, a pesar de la virulencia de los departamentos más organizados. Extraña ausencia de varios referentes que hasta el año pasado tuvieron plena participación en la lucha docente.
“La lucha se tiene que dar en salta capital”, dijo una docente en Cafayate hace apenas cinco días. Hoy, la representante del departamento San Martín se los echó en cara: “nosotros nos ponemos la camiseta, la próxima asamblea tiene que hacerse en el norte”, aseguró en un encendido discurso.
Lo cierto es que el cuerpo de Autoconvocados de la Plaza fue limado hasta el cansancio, viajes a cada semana y la soledad de tener que pelear sin la ayuda de capital. Patricia Caliva, por caso, hasta hace un año siempre presente en las luchas, este año desapareció. Primaron los intereses personales, sobre todo en capital.