El hecho ocurrió en la Comunidad wichí “Bajo Grande”, ubicada en Santa Victoria Este. La niña fue alcoholizada, abusada y golpeada hasta casi darla por muerta, según consignó el medio Multivisión.
Por la gravedad de las heridas la menor fue derivada desde el Hospital de Alto la Sierra hasta el nosocomio de Tartagal. Ya en éste, se le detectaron tres heridas cortantes en su cabeza, diagnosticándole traumatismos encéfalo craneanos de gravedad, también tenía moretones en todo su cuerpo y signos de ahorcamiento. Horas más tarde, se confirmó el abuso sexual.
La familia de la menor denunció que en el grupo que obligó a ingerir alcohol a la niña, había menores y mayores de edad, y por el aberrante hecho sólo se detuvo a un menor de 14 años que tendría un parentesco con la víctima.
En busca de una luz de justicia
Lo sucedido con la joven wichí de Alto La Sierra, conforma uno más de los crudos relatos de abusos sexuales que históricamente padecieron y padecen niñas, jóvenes y adultas de las comunidades originarias, siendo víctimas de todo tipo de abusos, y a la espera incierta de la contención por parte del Estado, y una respuesta de la justicia.